Tokaj, La ciudad del vino con numerosas mansiones del siglo XVIII. Su fama mundial se debe a su delicioso vino que puede saborearse en muchas de sus bodegas. La clave del peculiar sabor de este vino se debe a sus suelos volcánicos, su microclima y a la combinación del vino seco “Tokaji-Szamorodni” y “aszú” uvas pasas con alta concentración de azúcar.
El norte de Hungría esconde auténticas joyas enológicas en sus laberínticas bodegas. Su rey es el Tokaj, que conquista el paladar de quienes lo descubren. Ningún otro vino ha sido halagado por tantos reyes, papas, poetas y espías. “El vino de los reyes” – en frase atribuida al rey Luis XIV de Francia -, néctar dorado, especial, dulce y seco a la vez, que otrora hizo las delicias de los banquetes y festejos más exclusivos de la burguesía europea del siglo XIX.
El Tokaj es sin lugar a dudas uno de los grandes vinos dulces del mundo. Ya dijo Voltaire: “¡Oh líquido ámbar con tonos brillantes que tejes los hilos dorados de la mente!”. Si en vinos existe el “más allá” sin duda el Tokaj es el ejemplo. No es un vino de esta galaxia.
“Tokaj-Hegyalja” (estribaciones de Tokaj) es una región vínicola situada en el Nordeste de Hungría. Esta considerada junto con la zona de Alto Duero y la isla del Pico (Portugal), como las únicas regiones de vino en el mundo declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. La región comprende a 28 municipios de la región y tiene cerca de 7.000 hectáreas de viñedos. Hay unos 15.000 productores y la superficie media de las propiedades es pequeña, en torno a media hectárea. La zona cuenta con menos de 600 bodegas registradas.
El tono de verde intenso de los bosques, el río Bodrog bordeado una hilera de pintorescas poblaciones y la cordillera de Zemplén forman parte del paisaje dominado por las suaves laderas que producen el vino. El interior de las bodegas esconde magníficos restaurantes donde se puede disfrutar de la gastronomía del país, o bien participar en una degustación de vinos producidos en la región.
Una bodega por ejemplo, dispone de unos laberintos subterráneos de unos 5km de pasillos en 3 niveles diferentes. En estos lugares es donde se cria el vino, y dependiendo de la calidad de este, se elige una temperatura y un porcentaje de humedad constante. Estos hongos son capaces de absorber, por un proceso de microcondensación, los ésteres, aldehídos volátiles, ácidos volátiles y vapores de alcohol producidos por la evaporación del vino y que permanecen en el aire, en un proceso de simbiosis total.
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